martes, 20 de septiembre de 2016

Revolucionarios, profetas y tinglados posteriores



Habría que distinguir entre institución religiosa y el ser humano que la inspiró en su día. Yo no creo en ninguna religión pero sí me parecen admirables determinados humanos. Revoco el concepto institucionalizado de dios aunque como ateo podría llegar a aceptar la existencia de un "dios" interior muy personal y subjetivo.

Los profetas del mundo fueron revolucionarios de gran calado, trataron de dar un sentido ético a una sociedad local carente de principios. Luego se formaron las instituciones humanas que siguieron su estela y se otorgaron el privilegio de hablar en nombre de ellos, de dios, o de lo que fuere, tergiversando y extendiendo su mensaje para sus propios intereses.

Todos ellos fueron humanos, con sus bondades y sus errores. El mito vino tras su muerte, con esa actitud inherente que tenemos todos a idealizar lo que nos parece bueno y a inmortalizar su obra porque desde que el ser humano habita en las cavernas, nos ha costado mucho entender que todos moriremos algún día y que el más allá podría ser la más absoluta destrucción de todo lo que conocemos y recordamos. O no. Quien sabe... Quizás morimos todos los días un poquito y algunos son muertos vivientes desde hace tiempo... pero ese es otro tema.


Todos son creencias. Todos decimos idioteces y cosas magníficas, yo sin ir más lejos estoy más en lo primero que en lo segundo, así que no me echeis mucha cuenta. Pero el día que la gente comparta demasiado mis ideas cerraré mi blog porque nunca se sabe... qué guerras se puedan hacer en mi nombre o qué atrocidades generarán mis ideas empuñadas por fanáticos... Afortunadamente soy un don nadie y cuando muera no seré idealizado más que por unos pocos. Recordad que somos capaces de hacer cosas maravillosas y cosas infames, creando nuestro propio cielo y nuestro propio infierno en vida: cada uno de nosotros tiene esa elección a diario. Y que cada cual bregue con su conciencia.

Ezio Bosso y el arte en el currículo académico

Ezio Bosso, compositor, director de orquesta y pianista, fue un niño prodigio que comenzó a tocar el piano a los 4 años, a los 16 hacía giras por Europa dando conciertos. Su enfermedad neurológica degenerativa (ELA) no le ha impedido demostrar su enorme talento para la música al resto del mundo. Le cuesta articular palabras pero... ¿quién las necesita cuando puede producir semejante música? No hay sueldo que pueda pagar la felicidad que irradia su cara cuando toca el piano.
¿Por qué es tan importante el arte en el currículo escolar? Quizás la música, la danza, el teatro, la pintura, la escultura.... no den de comer... Que se lo digan a Joe Hisiashi, Samvel Yervinyan, Yann Tiersen, Ludovico Einaidi, Evgenia Obratzova, Rafael Álvarez El Brujo, Francis Bacon, Edward Hopper... o no sirven para nada... salvo cuando quedas asombrado al visitar la Sagrada Familia, un museo, un concierto de música, una obra de teatro... No hay razón ni lógica para restringir o apartar el arte del currículo escolar salvo la de manifestar estructural, administrativa y fehacientemente la decadencia misma del sistema educativo.

En el siguiente vídeo pueden ver un gran diálogo:

"- Ezio ¿el mundo necesita la música?
- Sí, porque la música somos nosotros. La música es una fortuna que repartimos. Nosotros metemos las manos (señalando el piano) pero nos enseña la cosa más importantes que existe: escuchar!
Algo despues añade:
- La música es la verdadera magia, en un ningún caso los directores usan la baqueta como los magos. La música me ha dado el don de la ubicuidad: la música que yo he escrito es de Londres pero yo estoy aquí. La música es una fortuna y es nuestra verdadera terapia"